jueves, 6 de agosto de 2009

Ocaso

No querrás saber, alma marchita, que es lo que queda tras el dolor. No querrás buscar más allá de éste, no querrás estar ahí cuando el dolor vaya a tu encuentro.

Buscas algo pero no está. Ya te has acostumbrado a perder. No eres más que hoja de otoño que giras con el aleteo del viento para caer y desvanecerte suavemente.

Aquellos miedos que tuviste te encontraron tras mil revueltas. Han visto tu rostro y te han sonreído; mas nunca debiste fiarte de aquello que te hace creer que todo es inmortal. Ya no puedes huir. Es tarde para todo e incluso para ti.

Calla, calla.