Buenos días

La mañana se ha presentado interesante, y eso que sólo acaba de comenzar.

He madrugado algo más de lo normal porque tenía que cumplir con unos compromisos y me he vuelto a dar cuenta de que la ciudad siempre está en movimiento.

Mujeres medio dormidas en el autobús dirigiéndose (con casi total seguridad) al trabajo, abuelos empujando carritos de niños, gente joven montada en bicicleta yendo de un lado para otro, personas leyendo el periódico... En fin, gente como tú y como yo formando una amalgama de colores y perfumando el ambiente.

La mañana tiene su embrujo especial. Es el renacer, es un nuevo comienzo para todos y todos formamos parte de él.

Hacía tanto tiempo que no paseaba tranquilamente que hoy he tenido el gusto de deleitarme haciéndolo lentamente y abriendo bien los ojos para que no se me escapase nada.

Coches hablando, árboles susurrando, tímidas nubes que se van, personas acariciando las aceras y luz, una luz intensa que aún no calienta de forma sofocante y que me ha parecido hoy brillar más que otros días.

De vuelta a casa he cruzado por las numerosas casitas que desembocan en mi calle y he gozado de una gran tranquilidad. Silencio, sombras provocadas por los numerosos árboles, señoras barriendo sus puertas, perros descansando... y un aroma especial. Todo parece hoy en calma.
A muchas de estas casas no les llegará el verano este año, pero eso no parece importarles.

¡Cuántas cosas nos quedan por aprender!

Disfruten de la mañana.