domingo, 5 de julio de 2009

Una noche más

Es medianoche.

Te despiertas algo mareado; piensas que se debe al calor.

No escuchas más que la cancioncita que entonan los grillos y tu respiración abriéndose paso entre la nube que te rodea.

La luz es tenue pero sabes que tampoco te hace falta más.

Ahora te diriges a la ventana entreabierta. Las cortinas blancas bailan al ritmo del viento y sin saber porqué te sonries. Sigues tu paso que cada vez se va haciendo más firme, y la ves.

Desde ahí la observas, silencioso y con tus ojos fijos en ella. ¿Qué te puede ofrecer? nada, pero gozas con su figura. Está serena, ya sabes que ella nunca se perturba. No es como tú que andas vagando entre pensamientos una y otra vez, que prefieres tu sonido, o mejor dicho, tu ruido, al canto, a la libertad a cualquier otra cosa.

Puede que por eso, ella te guste tanto. Sí, te gusta. Ella no lo sabe pero entre sus brazos trae la calma que necesitas.

Estás cansado pero no puedes dormir ahora. No ahora, quizás más tarde.
Te sientas en el suelo. Está algo frío y esa sensación te gusta.
Abres los ojos más que nunca y la sigues mirando. Exhalas y te relajas.

Hoy no. Hoy no estarás solo. Ella se quedará contigo.

2 comentarios:

Kinezoe dijo...

Magnífico relato. Saludos!

Silvia dijo...

Gracias!!!
Yo estoy esperando ansiosa alguno tuyo, que sé de buena mano que han de ser de calidad!!
Besos ^^